Hoy, te extraño y también me extraño a mi. Extraño mi sonrisa de viernes por la mañana, extraño mis lagrimas caídas y el brillo de mis ojos. Extraño nuestros momentos a solas, extraño las noches largas que pasamos esperando la luna llena.
Los monstruos de hoy se hicieron más oscuros con las lagrimas.
La realidad ya estaba descuidada.
Te escribo 5 minutos antes de ir a buscar lo que no encontraré.
Este es el espacio vació en el que habito hoy.
Olvidaste dejar la puerta abierta, olvidaste cambiar la cerradura de mis demonios. Olvidaste que para cerrar una puerta hay que abrir una nueva y no dejar a alguien esperando en el pasillo.
Hoy, más que nada, te extraño.